Construcción
- El cuerno ![](imgs/punto2_0.gif) ![](imgs/Transpa.gif)
Una
vez nos hagamos con un cuerno bien de vaca o cabra, debemos de limpiar
muy
bien su interior, bien con estropajo, cepillos... e incluso bañarlo
en agua con
lejía, hasta que lo consideremos apto para su trabajo. Es
muy posible que sea necesario hervir el cuerno a fin de poder vaciar
su interior.
Cogeremos
el asta y lo serraremos por su parte más fina, a una altura
del mismo donde su diametro sea de unos 2,5 cm. (debemos de adaptar
esta medida al cuerno con el que trabajemos, ya que sobre todo los
de cabra son de inferior tamaño), dejando su parte posterior
tal y como esta, o cortando a la medida que creamos oportuna. Si
dicha boca estuviera tapada o su agujero fuese pequeño e
irregular (sobre todo en los cuernos de vaca), tendremos que agrandarlo
con una broca (ver croquis del apartado CUERPO).
De
esta forma habremos creado lo que será la boca del cuerno
donde luego se adaptara el cuerpo de nuestra gaita.
En
la foto superior podemos ver varios cuernos ya limpios y cortados,
siendo los más oscuros y pequeños de cabra.
Antiguamente
los cuernos de vaca se raspaban con un cristal en toda su superficie,
a fin de conseguir pulirlo. Nosotros podemos realizar el pulido bien
con un cristal o incluso con nuestra navaja.
Podemos
tallar su parte final, realizando muescas a modo de dientes de sierra,
tal y como lo realizaban los pastores, como podemos ver en la foto
inferior, donde tambien podemos observar la adaptación del
cuerpo al cuerno, en cuanto a su tamaño.
![](imgs/cur_cuerno2.jpg)
No
debemos de asustarnos por el tamaño del cuerno, puesto que
los de algunas gaitas alcanzan un tamaño considerable, de igual
forma las gaitas realizadas con cuernos de cabra son muy pequeñas.
![](imgs/bajo.gif)
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