No suena igual un rabel grande que uno pequeño o uno con tapa de piel
o de hojalata o de madera, o unas cuerdas de tripa que de crin, de freno
de bicicleta o de violín, es diferente el timbre según la madera y suena
distinto si se afina en quintas, en cuartas o al unísono........ Al igual
que cada rabelista toca con su estilo y afinación propia que lo convierten
en único, pues aunque se habla de estilos, campurriano, purriego, toledano,
y esto puede ser cierto en algunas líneas generales, creo que en realidad
lo que existe es un estilo por cada rabelista, fruto de todo los factores
anteriores: el material, tamaño o afinación de sus rabeles, su forma de
tocar, su forma de cantar y su capacidad de ‘encandilar’ al público.
En
la actualidad hay numerosas tendencias para fabricar rabeles más perfectos
y con mas posibilidades sonoras y musicales partiendo de un concepto de
música moderna o ‘culta’ , lo que en principio no está mal, pero mi opinión
hay que ser muy cuidadoso en éste tema y hacerlo de manera que no se olvide
esa riqueza original, ese punto de partida , pues se corre el riesgo de
‘standarizar’ el rabel perdiendo así gran parte de su valor como instrumento
tradicional en pos de unas mejoras musicales que no siempre necesita.
¿Dónde está el límite? Que cada uno se lo ponga, supongo que cuando pasemos
de un buen rabel a un mal violín. Como he oído decir en varia ocasiones
a Mario Gros refiriéndose a la gaita de boto: ‘Es menos instrumento
pero es mas instrumento’, lo mismo el rabel, no llegará, ni debe
de hacerlo a las posibilidades de un violín, pero arrastra tras de sí
siglos de tradición, de vida popular que lo hace ser patrimonio de todos
y no sólo de los iniciados en Conservatorios.
Por
lo comentado hasta ahora es fácil de entender que la afinación de los
rabeles no sea siempre la misma ni responda a unas notas determinadas,
la intuición natural lleva al rabelista a buscar, cuando se trata de
mas de una cuerda, afinaciones que suenen bien, acordes entre sí, que
como es natural equivalen a intervalos musicales conocidos. Pero no podemos
referirnos a una nota específica, ya que se suele buscar un tono que sea
cómodo para cantar con él, afinándolo a la voz de cada uno y para ello
necesitaremos probar con diferentes grosores y tensiones de cuerda hasta
conseguir nuestro tono adecuado. Sin forzar, ni la voz ni el rabel. También
es posible afinarlo una octava por debajo de nuestra voz o una por encima.
Son efectos sonoros interesantes. Según Daniel García Cuesta refiriéndose
a la Bandurria Asturiana (semejante al rabel de tres cuerdas de tripa
con caja de piel) se afina al tono de la voz, pero no al cantar, sino
al hablar normalmente, así al cantar sonaría acorde por debajo.
Por
lo tanto en los rabeles de una cuerda y en
los demás la primera cuerda se afinaría a un tono cómodo para cada uno.
Supongamos dos casos:
1.
Primera cuerda SOL
2.
Primera cuerda DO
3.
Primera cuerda MI
y
que cada cual aplique las correspondientes transposiciones a sus notas
adecuadas.
Muchos
rabeles tradicionales de una cuerda no poseen puente de clavijero, y
la nota más grave se consigue o bien libre sobre la clavija o bien con
una tensión aproximada se busca con el dedo índice la nota adecuada y
se deja fijo, usando tan sólo los otros tres para digitar.
En
caso de rabeles de dos cuerdas, existen varias
posibilidades. Buscar un intervalo de quinta (diferencia de tres
tonos y un semitono, se suele contar cinco notas de la escala incluidas
las dos que se usan) que es muy habitual, pudiendo usar ambas cuerdas
como cantantes y a la vez tocar en acorde. O bien una cuarta de intervalo
(dos tonos y un semitono, se cuentan cuatro notas)
QUINTACUARTA
1.DOSOL1.RESOL
2.FADO2.SOLDO
3.LAMI3.SIMI
El
rabelista campurriano Paco Sobaler emplea una curiosa afinación que ha
sido imitada por otros mas jóvenes, afina ambas cuerdas en cuarta, pero
las pone muy juntas y al tocar las pulsa las dos a la vez, obteniendo
así un bonito y curioso efecto de notas dobles en intervalo.
Otra
posible afinación que se emplea a veces en rabeles de tonos graves es
en Octavas, en éste caso sólo se emplea la primera cuerda como
cantante y la segunda como bordón, es muy adecuada para cantar romances.
1.
SOL bajoSOL
2.
DO bajoDO
3.
SI bajoSI
En
los rabeles de tres cuerdas hay igualmente
diversas posibilidades. Normalmente, en modelos tradicionales la
tercera cuerda no se emplea como melódica, sino como bordón, y se hacen
sonar las cuerdas a la vez, para ello la crin no debe de estar excesivamente
tensa de forma que se adapte si es que hay algún desnivel entre ellas.
Sonará por lo tanto un acorde de tres notas. A veces, como es el caso
del rabel de Sanabria, se afinan la segunda y la tercera al unísono y
la primera en intervalo de quinta o cuarta
QUINTACUARTA
1.DODOSOL1.RERESOL
2.FAFADO2.SOLSOLDO
3.LALAMI3.SISIMI
Comentaba
Alberto Jambrina que los rabeles de Porto tradicionalmente se afinaban
poniendo la segunda y la tercera al unísono, la primera ‘a ojo’ y luego
se movía el índice hasta encontrar un acorde que ‘sonara bien’, entonces
se fijaba ahí y se tocaba con los otros dedos de la mano.
Otra
posible afinación en éste sentido es afinar la tercera al unísono de
la primera.
1.SOLDOSOL1.SOL
RE SOL
2.DOFADO2.DO
SOL DO
3.MILAMI3.MI
SI MI
O
combinando intervalos de cuarta y quinta como los utilizados en el caso
de la bandurria Asturiana
DO
bajo 5ª SOL 4ª DOoRE
bajo 4ª SOL 5ª RE
Cuando
un rabel posee tres cuerdas y se desea emplear las tres de melódicas,
independizarlas a modo de violín, la afinación adecuada, a mi entender
es guardar igualmente intervalos de cuartas o quintas entre las cuerdas,
en éste caso el puente es más curvo e impide tocar mas de dos cuerdas
a la vez, aunque en casos de puente plano con una cierta técnica de control
de la tensión del arco y mucha práctica también se puede conseguir.
1.FADOSOL1.
LARESOL
2.SIFADO2.RESOLDO
3.RELAMI
(como los violines)
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