|
Hasta no
hace muchos años, al acercarse las fiestas de Navidad y en la práctica
totalidad de nuestros pueblos se comenzaban a oír los extraños sonidos
producidos por niños y mayores, al tocar un curioso instrumento musical:
la zambomba. Tan popular llegó a ser que su nombre y forma es comúnmente
conocida por la mayoría de la población aunque no es tan común el saber
tocarla. Incluso el lenguaje cotidiano incluye acepciones como la interjección
¡zambomba! o zambombazo para referirse a una explosión o
golpe fuerte con estruendo, por similitud al sonido del instrumento.
Excelentes
ejemplares de zambombas de todos los tamaños y materiales podían adquirirse
en los mercados de los pueblos celebrados entorno al solsticio invernal,
aunque lo más común era que se fabricasen en cada casa por los propios
y esporádicos músicos. Aún hoy, en los puestos navideños podemos encontrar
una especie de zambomba fabricada con una pequeña lata de hojalata y forrada
con papeles de colores, mas un juguete infantil que una verdadera zambomba.
A pesar de que ha estado a punto de desaparecer, en la actualidad, numerosos
constructores están recuperando el instrumento del olvido, fabricándolo
y enseñándolo a fabricar tal y como lo hacían nuestros mayores, muchos
de éstos aún recuerdan como lo hacían en su juventud y nos están transmitiendo
sus conocimientos.
Desde
el punto de vista de su clasificación organológica es un instrumento menbranófono
frotado de forma indirecta, también llamados tambores de fricción,
es decir, el sonido lo produce la vibración de una piel producida por
la fricción, sobre una caña o cuerda unida a ella. Su tamaño y forma varía
muchísimo incluso dentro de las mismas comarcas, ya que se solían emplear
materiales cotidianos de desecho. Siempre consta de tres partes esenciales:
El cuerpo, la caña y el parche.
Como
cuerpo se emplea cualquier recipiente que tenga una boca suficientemente
ancha. Puede ser cerámica, de madera, de hojalata..... Quizás el más común
sea el barro, y de hecho los alfares fueron un importante centro de fabricación
del instrumento, Algunos alfareros moldeaban cacharros específicos para
zambombas, pero era más normal emplear aquellos que se habían malogrado
durante su elaboración, como los que se rajaban durante el cocido o se
rompían por accidente. En las casas, todo tipo de recipiente ‘viejo’ se
reciclaba para zambombas, cántaros, orzas, ollas...... había que quitar
cuidadosamente el fondo, ya que debe de estar abierta por la parte inferior
para evitar que la vibración del aire encerrado provoque el estallido
de la piel, además de mejorar considerablemente su volumen pues actúa
como caja de resonancia. En algunos lugares se emplearon viejos cangilones
de noria hechos en barro, tanto cilíndricos como con diversas forma, como
en Baleares o Villafranca de los Caballeros (Toledo), en ésta localidad
la familia Peño, apodada ‘los Cangiloneros’, los fabricaba y aún fabrica,
empleando los rotos para hacer zambombas. También es corriente encontrar
zambombas con lecheras de hojalata y con latas y bidones vacíos. Cubas
de vino de todos los tamaños se emplean en algunos lugares como Guadalajara
o Colmenar (Madrid) en donde al instrumento lo llaman barril y forman
grupos de rondas y murgas exclusivamente con éste instrumento. Más estrechas
de fondo y de gran boca se emplean las cajas de arenques y cualquier otro
recipiente como calabaza, troncos de árbol ahuecados por podredumbre u
viejos panales cilíndricos que se realizaban con corteza de alcornoque
en Extremadura.
La
caña más común se realiza a partir de un cañizo seco que se obtiene
en las riveras de los ríos y lagunas. Hay que procurar que tenga un tramo
largo, sin nudos para mejorar la fricción, éste tramo se denomina diente
de la zambomba, en su parte inferior se deja un nudo algo grueso o se
arranca del suelo para aprovechar el engrosamiento del bulbo de la raíz,
lo que servirá para colocarlo en el centro del parche y atar éste a su
alrededor por la parte inferior con una cuerdecita sin necesidad de atravesar
la membrana.También se puede enrollar un alambre entorno a la caña o atravesar
caña y piel con unos alfileres
para evitar que la cuerda se salga al tensar. Evidentemente, para guardar
la zambomba la caña suele resultar engorrosa, debido a su longitud, por
lo que en algunos lugares se hace desmontable y lo que se ata a la piel
es una pieza cónica tallada en madera de 5 o 6 cm. y terminada en punta
en el extremo que sobresale de la piel. En él se inserta la caña, cuyo
extremo inferior abierto y cortado longitudinalmente unos cm. es de menor
diámetro que la parte mas gruesa de la madera, se sujeta mediante una
cuerda atada en torno a la caña que se desplaza hacia la piel. Para desmontarla,
se sube la cuerdecita y se saca la caña. Otro material que se emplea
como caña es el cañón pelado de una gran pluma, como la de Buitre, o un
palo fino muy pulido. Un modelo casi desaparecido que aún podemos encontrar
en Portugal sustituye la varilla por una cuerda que atraviesa el parche
por un agujero central y se ata a un palo de unos cm. la cuerda sobresale
en éste caso por la parte inferior de la zambomba.
El parche, se fabrica con piel animal y se coloca lo mas tenso
posible sobre la boca de la zambomba, sujetando en su centro la caña o
la cuerda. . Si la boca no es muy grande se puede emplear piel de conejo
seca y pelada (es muy apreciada la piel de gato), éstas al ser finas basta
con extenderlas en un ambiente seco para que se apergaminen, algunas veces
se introducen previamente en agua con sal y se golpea y estira en todos
los sentidos para romper los tendones. En ocasiones se trabaja en ‘crudo’
y se deja secar unos días ya colocada sobre la zambomba. También es
muy empleada la vejiga de cerdo, puesto que las épocas invernales coinciden
con la matanza, ésta es una especie de pequeño saco por cuya abertura
se introduce un canuto y se va hinchando poco a poco, de forma alternativa
se soba fuertemente con cuidado de que no se rompa, sobre una superficie
lisa. De ésta forma se va extendiendo la membrana hasta conseguir hincharla
como un globo en mayor o menor medida dependiendo de la habilidad del
‘soplador’, es un proceso que se lleva a cabo recién extraída la víscera
lo que facilita mucho su manejo. Se coloca la caña en el centro y se tensa
sobre el recipiente dejándolo secar unos días antes de tocarla. Si la
boca de la zambomba es muy grande se requieren pieles más fuertes y extensas,
como las de cabrito u oveja que se han dejado secar en sal gruesa limpiado
de restos de carne y pelo y lavado con agua salada según procesos que
varían de unos lugares
a otros. Antes de colocarlo, éste pergamino es necesario tenerlo un día
en agua para que se ablande y adquiera una consistencia elástica. Se coloca
la caña en su centro y se tensa fuertemente sobre la boca del recipiente,
atándolo a su alrededor mediante cuerda fina. En ocasiones se introducen
unos garbanzos o piedrecillas bajo la piel sobrante y se atan unas cuerdas
en torno al abultamiento, éstas se unen a su vez en la parte inferior
de la zambomba y sirven de tensores mediante un palito que se enrolla
en torno a ellas, se deja secar y vuelve a su estado de pergamino adquiriendo
la tensión y rigidez necesaria para ser tocada. Es costumbre muy extendida
frotar la piel con un ajo, aunque no está muy claro si se trata de mejorar
las prestaciones de la piel, dotándola de un cierto grado elasticidad
lo que le da un sonido más grave o bien responde a algún rito de protección
o conjuro contra el mal, pues tradicionalmente, a éste bulbo se le atribuyen
propiedades de talismán. O quizás ambas cosas.
La
forma de tocar la zambomba de caña es colocarla bajo el brazo izquierdo,
con la caña hacia delante o hacia un lado y frotar la caña hacia arriba
y hacia abajo de forma rítmica con la mano húmeda, por lo que es necesario
proveerse de un recipiente de agua, un trapo húmedo o bien, la forma
más tradicional, escupir en la mano. Otra solución es frotar sujetando
una hoja de berza, verdura que conserva su humedad. También se puede impregnar
la mano con resina o incluso con sangre. Las de cuerda se toman con el
brazo izquierdo y con la mano igualmente húmeda o impregnada se realizan
tirones secos y a la vez se desliza la mano sobre la cuerda, el sonido
es algo más sordo y seco. Ocasionalmente se acompañan o alternan éstos
movimientos de fricción con golpes directos sobre la piel, bien con la
mano derecha o con una baqueta corta, y es normal añadir cascabeles y
sonajas atadas a la caña o sobre el parche para potenciar su particular
estruendo.
La
zambomba es un instrumento muy extendido por Europa y gran parte de Asia
y Africa y Sudamérica y se encuentran ejemplares en culturas muy primitivas
como el Ingungu de los Bantues o el Dioulou-Tama de Guinea.
Quizás el más antiguo conocido es el que se fabricaba en Africa, realizando
un agujero en el suelo que era tapado con hojas o pieles, de su centro
partía una cuerda tensada con una vara, el sonido se producía al frotar
dicha cuerda. Grupos de éstos instrumentos improvisados formaban pequeñas
orquestas, al igual que nuestros grupos de zambomberos. La famosa Cuica
o Puita, brasileña cuya fabricación es incluso industrial,
es pequeña zambomba de cuerda que se usa para acompañar las sambas y fiestas
de carnaval. En Europa suele recibir nombres onomatopéyicos que semejan
el sonido que hace: Soronca, en Portugal, Rameplot, en los
Paises Bajos. La Pignate provenzal o la Caccabella napolitana
son instrumentos similares
La
zambomba está asociada a la época Navideña. De hecho son instrumentos
de temporada que generalmente se fabrican para el momento sin pretensión
de conservarlos para otros años, en que se volverán a construir, es normal
que el instrumento no resista mas de una Navidad y si lo hace debido a
los cambios de temperatura y humedad y su falta de uso el resto del año,
suele ser necesario repararlo o rehacerlo. Según algunos musicólogos,
en las culturas arcaicas, los sonidos extraños y profundos producidos
por los tambores de fricción están relacionados con lo sobrenatural, y
de ahí que se asocien a ritos iniciáticos y religiosos. Por supuesto que
el movimiento característico para tocar éste instrumento presenta connotaciones
sexuales y es, aún hoy, objeto de bromas en nuestra sociedad en la que
éste tema es tabú, sin embargo en culturas más ‘primitivas’ se encuentra
muy relacionado con la fertilidad. Entre ciertas tribus africanas es empleado
como ilustración en los ritos de iniciación sexual de los jóvenes. En
la Europa precristiana, muchos pueblos consideraban la época del solsticio
de invierno como relacionada con la fecundidad, pues es cuando se preparan
los campos para numerosos cultivos. No en vano la Iglesia cristianiza
ésta época y la elige como la fecha del Nacimiento de Cristo de una mujer
humana. Puede ser éste uno de los motivos por los cuales la zambomba aparece
especialmente durante la Navidad. También contribuye la proximidad de
la matanza, y el aumento en el sacrificio de otros animales para los manjares
propios de éstas importantes fiestas de alegría y exceso, que mejora
la disponibilidad de vejigas o pieles de conejo con los que fabricar
los instrumentos.
Además de acompañar los cantos y villancicos propios de éstas fechas en
las celebraciones familiares, es frecuente su uso en agrupaciones de
‘Aguilanderos’, que van recorriendo las casa de la localidad pidiendo
el ‘Aguilando’ o aguinaldo. Son grupos de niños o adultos (éstos
últimos emplean zambombas de mayor tamaño) que cantando van pidiendo por
las casas un ‘donativo’ en forma de comida, (aprovechando la reciente
matanza) bebida o dulce (mas modernamente dinero) con el que organizan
un convite. Esta tradición aún pervive en muchos pueblos y ciudades. Pueden
tocar solamente zambombas o unidos a otros instrumentos de percusión
como hueseras o panderetas, en algunos casos mas ‘profesionalizados’
se forman incluso rondallas que incorporan guitarras y bandurrias e incluso
violines como el caso de los verdiales Malagueños. Estos mismos
grupos son los encargados de cantar la Alboradas, es decir la ronda matutina
en las mañanas de los días de Navidad, Ano Nuevo y Reyes. Dentro del ambiente
jocoso y festivo, se acompañan con la zambomba no sólo villancicos, también
pequeñas coplas y canciones irónicas o burlescas como las siguientes:
|
|