Construcción de INSTRUMENTOS TRADICIONALES
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  Palillos, tejoletas y castañuelasLuis A. Payno  
 
 
 

  Si por popular entendemos algo que es conocido o al menos identificado por la mayoría de lapoblación, no cabe duda que las castañuelas es uno de los instrumentos más populares en la Península Ibérica, pues sea quien sea al que preguntemos, probablemente  las conozca e incluso sepa describírnoslas con mayor o menor precisión. Y ello es debido a que se han sido muy utilizadas tanto en la música tradicional popular, como en la cortesana ‘culta’ e incluso en la música Clásica, alcanzando un grado de perfección tanto en su factura como en las técnicas de interpretación desconocido en otros instrumentos tradicionales percutidos. Alcanzando su máximo exponente en el actual y sofisticado  baile flamenco y siendo protagonista indiscutible de  numerosos conciertos, ya sea como solista en grupo. Las castañuelas se encuentran muy extendidas por la zona sur de Europa, especialmente en Portugal y España del que como bien sabemos, es considerado instrumento ‘nacional’ al menos por los visitantes de otros lugares.

   Hay quien considera que el origen de las castañuelas, o al menos una forma menos evolucionada de ellas, son los palillos o tejoletas, consistentes en dos láminas de madera (los primeros), barro, teja o incluso dos piedras que colocadas entre los dedos y mediante un movimiento de muñeca se hacen repicar y con habilidad y práctica se pueden obtener diferentes ritmos de acompañamientos, ésta técnica sirve también para tocas cucharas o cualquier otro par de objetos alargados y planos. De hecho en ocasiones se aplica indistintamente el nombre a uno u otro instrumento, denominándose también Tarrañuelas, tarreñas, castañetas o palillos, entre otros, tanto a las castañuelas como a las tejoletas.

  Por no tener mas elementos sonoros que el propio material del que están construidos y producirse el sonido por entrechoque de dos piezas, las castañuelas  así como las tejoletas, pertenecen a la familia de los  Idiófonos  entrechocados según la clasificación de Sachs-Hornbostel, la mas comúnmente aceptada. Diferentes modelos de tejoletas y palillos El término tejoleta se suele reservar para los instrumentos de barro o ‘teja’ y a veces se fabricaban de restos de piezas rotas de aquel material, platos o cántaros, mientras que palillos se llama al mismo instrumento de madera y en ocasiones de metal. Su forma y tamaño varia mucho y su fabricación suele ser bastante libre, aunque  si existe una cierta tipología según las comarcas, desde un rectángulo alargado y estrecho, o más ancho con una hendidura para colocar los dedos a formas redondeadas que se ensanchan en su parte inferior formando una pala y rebajando la parte correspondiente a los dedos. Existen casos, como los modelos de Cuellar (Segovia) en que el instrumento presenta dos palas, con un estrechamiento en la parte central para los dedos de forma que al tocar entrechocan por encima y debajo de los dedos, siendo una técnica algo más compleja que las tradicionales de una sola pala. Las maderas que se emplean son preferentemente duras, Haya, roble, boj, encina (el corazón de encina, es decir, la parte central de un árbol viejo, es especialmente apreciada por su dureza)  y modernamente maderas de importación  como ébano o granadillo. Me da la impresión de que los palillos tradicionales  eran algo mas gruesos, hasta de 1,5 cm. Lo que las hacía más incómodas de tocar mientras que actualmente se fabrican mas delgadas, entre 0,5 y 1 cm.  su longitud oscila entre los 10 y 20 cm. y su anchura máxima entre 3 y 6 cm.  siempre en medidas orientativas. Era habitual que una vez talladas y pulidas, se ‘frían’ ligeramente en aceite o se asaran en el horno previamente impregnadas en dicho producto, este proceso, empleado también en otros procesos artesanales de la madera, mejora las cualidades de dureza y conservación del material. Con el mismo fin, en ocasiones, se queman los bordes que van a entrechocar. Como es natural, dependiendo de la madera, el grosor y la factura, el sonido es diferente, por lo que quien las emplea ‘profesionalmente’ poseen varios ejemplares que eligen según el momento. Normalmente se toca un solo par,  aunque en ocasiones, instrumentistas más hábiles hacen repicar con ambas manos simultáneamente. También se dan casos de tocar tres, en vez de dos tablillas, lo que  produce un sonido más estrepitoso, en éstos casos, la tercera tablilla suele ser más pequeña.

Forma de coger las tejoletasRespecto a las castañuelas, es impresionante la gran cantidad de formas y tamaños que existen en nuestra cultura tradicional, a veces dependiendo de las zonas y en otras coexistiendo en un mismo lugar. El nombre de castañuela, o castañeta , designación más común hasta el siglo XVIII, parece proceder de su semejanza con el fruto del castaño, aunque  en las citas literarias y en los diccionarios antiguos como el de Nebrija (s. XV)  se emplea para definir el  chasquido que se hace al frotar los dedos contra la mano, lo que hoy llamamos ‘hacer pitos’, éste se consideraba un ademan de desprecio: ‘Dar castañetas’ y lo diferencia de las tarreñas  ‘chapas de tañer’.  Algunos diccionarios más modernos, como ‘El Tesoro de la Lengua Castellana o Española’ de Covarrubias añaden que ‘ para que suene más se atan al pulgar dos tablillas  cóncavas  y por de fuera redondas a modo de castañas’. Aún en la actualidad  existen unas castañuelas muy pequeñas, de apenas 4 ó 5 cm de diámetro que se colocan y tocan de esa forma y se denominan Pitos. No queda pues claro si fue antes el sonido o el instrumento, durante mucho tiempo se utilizó indistintamente para definir a ambos.  Otros nombres que reciben, según lugares es ‘postizas’, en Valencia, ‘Chácaras’ en Canarias , “jotaneos”  o pulgaretes en Aragón, “Krisket” ó “Kaskabeleta” en Euzkadi, “Castanyoles” o “esclafidors” en Cataluña ......

 La mayoría de las castañuelas, se tocan por pares, una en cada mano, y cada una de ellas consta de dos piezas simétricas, convexas por la parte exterior (concha)  y  ahuecadas en su parte interior para aumentar su sonoridad. Éste hueco se denomina corazón y puede ser de diferentes formas y tamaños, redondo, cuadrado, triangular, en forma de estrella etc. La cara interior de cada pieza no suele ser Grandes castañuelas Ibizencastotalmente plana, sino que es más prominente por la parte inferior,  de manera que el golpe se produce tan sólo en éste punto, de ésta forma el sonido producido no se ‘ahoga’ y sale mas limpio y claro. A diferencia de las tejoletas, las dos piezas de la castañuela están unidas por su parte superior  mediante un cordón que las atraviesa por dos puntos, llamados orejas o cejas, y sirve también para fijarlas a los dedos. La forma de las orejas es también muy variada, y puede ser desde casi nula a excesivamente prominente.  Por supuesto la forma de castaña, así como el tamaño no es estándar, salvo en las actuales castañuelas de ‘flamenco’ o ‘concierto’ que más comúnmente se comercializan en la actualidad. Las castañuelas Ibicencas pueden alcanzar mas de 20 cm. de largo y de 10 a 11 de ancho, y casi 5 cm. En la parte más gruesa. Evidentemente no se emplean para repicar y con ellas, colocadas en los dedos medios de cada mano, se producen golpes secos y ritmos pausados. Lo mismo podemos decir de las Chácaras Canarias, en forma redonda o las grandes castañuelas de algunas comarcas de León y Asturias. En el otro extremo se encontrarían los ya mencionados Pitos, de pequeño tamaño que se colocan en el Pulgar.  Entre ambos existen numerosas variantes, siendo el tamaño más abundante el que se puede colocar en el interior de la palma de la mano. Sus formas son ovoides, redondas, cuadrangulares, triangulares... El material mas empleado en su construcción es la madera, preferentemente  de gran dureza como el boj o la encina, nogal, haya o frutales del lugar y en la actualidad el Palo santo ó granadillo que parece ser la preferida de los ‘concertistas’. También se han empleado otros materiales, especialmente en la vertiente no popular  como el marfil, hueso (para pitos) metal y actualmente Tela prensada (parece que con excelentes resultados) o ebonita. Existen excelentes constructores profesionales de castañuelas, especialmente de ‘flamenco’ y ‘concierto’  incluso en Estados Unidos, Castañuelas cántabras para bailar 'Los Picayos'  (las grandes)  y castellanas antiguasen donde se han fabricado piezas de gran calidad. Los modelos tradicionales suelen ser fabricados por pastores o artesanos  de las distintas comarcas peninsulares, en éstos casos suelen estar decoradas con tallas y dibujos de gran belleza que hacen que cada ejemplar sea único y personalizado a su dueño. Hechos a punta de navaja o lezna constituyen una de las fuentes más importantes de arte pastoril y tradicional en nuestra cultura están formados por multitud de formas y símbolos de gran valor etnográfico. En las actuales castañuelas comerciales, aunque de gran calidad acústica se ha perdido, lógicamente, ésta interesante faceta tradicional. Para tocar las castañuelas se colocan en ambas manos sujetándolas con el cordón entre los dedos índice y medio si se trata de acompañar bailes o danzas populares o en el pulgar si son pitos o castañuelas modernas, de flamenco o concierto, ésta última forma permite mantener libre los otros cuatro dedos para tocar y repicar lo que permite mayor lucimiento del intérprete y dota de mayores posibilidades al instrumento.  Como es natural, en todo par de castañuelas siempre habrá una que suene más aguda que la otra, a ésta se la llama hembra, y macho a la grave, por lo general, se coloca en la mano derecha e izquierda respectivamente. Se comercializan incluso grupos de tres castañuelas con diferente afinación para que el instrumentista elija el par que mejor le convenga en cada caso.

Los datos más antiguos sobre ‘palillos de entrechoque’ se remontan al antiguo Egipto, donde junto a numerosas representaciones gráficas se han conservado algunos ejemplares, algunos con forma de manos, palillos de marfil de hipopótamo se han encontrado envueltos como momias en pequeños estuches-sarcófagos. Curth Sachs se refiere a dos modelos de castañuelas en el antiguo Egipto, unas con forma de “bota  de madera cortada longitudinalmente con muescas en la parte que correspondía a la pierna mientras que la parte del pie servía de mango”, parece referirse a algún tipo de tejoletas, pero también habla de un segundo modelo que  “tenía casi la apariencia de las castañuelas españolas modernas, pero era menos chata y asemejaba una castaña”, además ” estaba ahuecada por las caras percutientes para dar una resonancia más plena”, sin embargo no considera que el origen sea egipcio sino fenicio de donde paso al país del Nilo y se extendió por todo el Mediterráneo hasta la Península Diferentes modelos de castañuelas 'flamencas' o de conciertoIbérica. Los griegos las representan en muchas de sus obres usadas por bailarines, en especial del culto a Dionisos. Pero los palillos de entrechoque de una u otra forma existen en la mayoría de piases del mundo. En extremo oriente, se emplean grupos de 12 tablillas unidas por cordones colocadas en abanico, aunque la forma de tocar difiere de nuestro instrumento.  Pero es probable que la actual castañuela tenga su origen más directo en la ‘crusmata’ Ibérica formada por dos grandes conchas marinas  o dos piezas de madera que se hacían sonar entre los dedos y la palma de la mano. La sencillez del instrumento y su facilidad  facilita su difusión por toda la península apoyado en las diferentes colonizaciones y movimientos  de población, así como su evolución para adaptarse a las peculiaridades de cada comunidad, incorporándose a la música popular e incluso culta de la Edad Media, como lo demuestran algunas ilustraciones como la cantiga 330, de Alfonso X donde un músico parece acompañarse de unas tarreñas alargadas a la vez que canta junto a un tocador de chirimía. A partir del Renacimiento y siglos posteriores, la castañuela es citada a menudo en la literatura describiendo escenas populares aunque siempre asociado a música  ruda de villanos y pastores, y en ocasiones a bailes populares de dudosa moralidad, como la Zarabanda y la Chacona que debido a los ‘lascivos movimientos y contorsiones ’ de los danzantes provocaron la censura de algunos de nuestros moralistas y el ‘escándalo’ a algunos visitantes extranjeros  a la vez que la admiración por la maestría del baile. Pero también se empleaban castañuelas en Danzas rituales  religiosas. Aún se conservan en la actualidad manifestaciones tradicionales en que se ofrenda al ‘santo’ con danzas ceremoniales acompañadas de castañuelas, un ejemplo es la “Danza de Picayos” de Cantabria que emplea un modelo específico de castañuela.

 A partir del siglo XVIII, el instrumento, hasta entonces propio de las clases populares,Crótalos y castañuelas asturianas se comienza a introduciren la sociedad más ‘culta’, debido al gran auge que tomo la seguidilla y la introducción del bolero en los salones de baile y fiestas más elegantes, se fijan la sujeción al dedo pulgar y se desarrolla un estilo mas ‘fino’ y ‘elegante’, de aquí,  la aparición de grandes interpretes profesionales y  perfeccionamiento del instrumento, su aparición en escenarios teatrales etc. que da origen a la actual y conocida castañuela de concierto y flamenco del que tantos intérpretes como Antonia Mercé (La Argentina), Lucero Tena o José de Udaeta  han hecho Gala.

Por último es necesario mencionar una obra al que todos los tratadístas se refieren. Es el libro “Crotalogía o ciencia de las castañuela”  publicado en 1782 por el agustino Juan Fernández de Rojas. Parece un libro serio y documentado, y así lo es en parte, pero esconde un finísimo humor u una profunda sátira contra los tratados del siglo XVIII.

 
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