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Bajo
éste título agruparemos a una serie de instrumentos de música que no
son tales, sino otro tipo de objetos empleados ocasionalmente para
producir sonidos de acompañamiento a canciones o a otros instrumentos.
Se trata de objetos habituales en el hogar y el campo cuyo fin primordial
es el de herramienta, apero o útil de uso cotidiano en las labores diarias,
pero que, llegado el caso, es utilizado como instrumento musical y posteriormente
devuelto a su función más común. También incluiremos algunos instrumentos
fabricados con los restos de objetos desechados, rotos o inservibles para
su fin inicial y por último, igualmente relacionados con la cocina aquellos
instrumentos fabricados con restos de alimentos consumidos, como un ejemplo
mas del sentido del reciclaje de la vida tradicional.
Se
trata en su mayoría de instrumentos rítmicos, idiófonos percutidos
o golpeados, y que por sus características y forma permite obtener
de ellos diferentes ritmos de mayor o menor complejidad dependiendo de
la habilidad del ejecutante. Como es fácil de deducir estaríamos ante
alguno de los instrumentos más antiguos conocidos por el hombre, que inicialmente
tendería a emplear elementos de su entorno, palos o piedras golpeadas
entre sí y por supuesto su propio cuerpo. Según algunos musicólogos consistiría
en golpear los muslos y el pecho con las manos y éstas entre sí, es decir
dar palmas, actoque ha llegado hasta nosotros e incluso con técnicas
muy depuradas, pensemos en el flamenco, aunque como es natural las palmas
se han empleado en todo tipo de culturas y músicas. En éste mismo sentido
estaría el ‘hacer pitos’ que consiste en friccionar
el dedo medio contra el pulgar de forma que el primero choque contra la
palma de la mano y el segundo contra el índice produciendo un chasquido
característico. De hecho unas pequeñas castañuelas que se colocan en el
dedo medio con objeto de potenciar ésta acción se denominan igualmente
pitos. La acción de golpear con los pies sobre superficies sonoras
o sobre el suelo es otra forma de obtener ‘música’ al andar o al danzar
se obtienen sonidos rítmicos, muchas manifestaciones tradicionales lo
hacen desdeprimitivastribus hasta folclores más actuales. Quizás
el hecho de la marcha militar de desfile tuviera su origen en producir
el estruendo de cientos de pasos al unísono con objeto de atemorizar al
enemigo, como hacía Almanzor con sus tambores o los gaiteros escoceses
en las tropas del imperio inglés. Los bailes y danzas que emplean el golpe
rítmico de pié son también muy abundantes en todas partes del mundo, ya
empleando el calzado habitual o alguno especial. Así en Holanda se danza
con los zuecos, golpeando los suelos de madera de las casas, en
Hawai se emplean otro tipo de zuecos para danzas rituales más pausadas,
además de los conocidos zapateados flamencos, los bailes gauchos
con fuertes botas de puntera metálica y espuela acompañándose de las boleadoras,
arma de caza consistente en tres bolas sujetas a la mano mediante tres
cuerdas y que se hacen girar golpeando rítmicamente en el suelo, bailes
irlandeses e ingleses... y por supuesto el moderno claqué.
La
función de la música tradicional no siempre es la diversión, en muchas
ocasiones es empleada para aliviar el esfuerzo del trabajo y para coordinar
los esfuerzos de los propios trabajadores en acciones que en muchas ocasiones
son rítmicas. En estos casos se emplea como instrumento la herramienta
y el propio sonido de la acción del trabajo. En los cantos de siega, por
ejemplo, la música es el sonido que produce la hoz al segar el
cereal y sirve también para coordinar el ritmo de trabajo, según se cante
mas o menos rápido, los segadores saben que deben de seguir el mismo ritmo
del grupo. Igualmente se podía aprovechar por el pastor o el arriero
el sonido de los cencerros y campanos del ganado en movimiento dice una
copla:
‘Caminito
de Avilés un carretero cantaba
al
son de los esquilones que su pareja le daba ...’
El
golpeo rítmico de la espada al espadar el lino, es decir cizallar la planta
contra el borde de una tabla con el objeto de separa las hebras, proceso
siempre constante que puede durar horas o el golpe del martillo sobre
el yunque incitan a cantar. Lo mismo podemos decir de otras muchas actividades
domésticas, como el amasado de pan contra la mesa, el majado de condimentos
en los morteros que transforma los utensilios y la propia acción en verdadero
acompañamiento musical.
Visto
lo anterior es lógico pensar que también en el aspecto lúdico de la música
puede acudirse a estos artilugios como instrumento ocasional. Desarrollándose
incluso técnicas propias muy depuradas para tocarlos y apareciendo verdaderos
‘virtuosos’ en su empleo, como por ejemplo golpear la mesa de madera con
cucharas, tenedores o vasos.
Un
caso muy interesante es lo que en Castilla se llama Hacer panaderas,
porque probablemente se desarrollase durante las sesiones de preparación
y amasado de éste alimento, que en el pasado, cada uno hacía en su casa
aunque fuera a cocer al horno comunal. Consiste en obtener ritmos golpeando
la mesa de madera, ritmos que se reforzaban colocando sobre ella distintos
utensilios de cocina, cubiertos, frascos. ollas.... a veces de una forma
determinada para obtener los sonidos deseados. Un tocador diestro combinado
golpes con la palma, el puño y los dedos consigue una extraordinaria
e impresionante variedad de ritmos (No hay mas que escuchar a Eusebio,
del grupo Mayalde en alguna de sus actuaciones.)
Es
también muy conocido el empleo como instrumento de los útiles de majar
o machacar las especies y condimentos. El almirez, El Mortero
y el morteruelo. Consisten en dos piezas, un recipiente en el
que se introducen los ingredientes y un mango, ensanchado en su extremo
con el que se trituran aquellos. El almirez es metálico, de bronce
casi siempre, mientras que el mortero es de madera, normalmente
dura, como olivo o encina. La forma más habitual de tocar es sujetando
el mango por el ensanchamiento y golpeando alternativamente en el interior
el fondo y las paredes. El timbre es muy diferente, el sonido del almirez
es mas fuerte y metálico, dicen que algunas aleaciones de bronce contenían
algo de platino, y estos eran los que mejor sonaban, (por supuesto ya
quedan pocos de éstos), los almireces tienen un sonido más suave y hueco.
El morteruelo o morterillo es una especie de mortero muy
pequeño, usado por pastores, el mango es doble, es decir tiene ensanchamiento
por ambos lados, al ser pequeño es difícil de tocar en las paredes, por
lo que se suele golpear en la base o en el fondo interior. Los calderos
de cocina, de fondo redondo y con asa semicircular, suelen ser de
cobre y se tocan moviendo ésta de forma que golpee en el interior de
las argollas que la sujetan al borde. También muy extendido es el uso
de las sartenes de mango largo y trebederas (con tres patas que
se colocaban directamente sobre el fuego del hogar) golpeadas en su mango,
borde y fondo mediante una llave grande. Algunas de ellas tenían,
como adorno muescas en el asa, lo que permitía usarlas como rascadera
al pasar sobre ellas el mango de un cubierto de una cuchara o tenedor
metálicos. Y ya que estamos con los cubiertos está muy extendido el empleo
de las cucharas para tocar. En algunos países, como Canadá,
se considera como un instrumento folclórico con entidad propia y existen
músicos especialistas en él, obteniendo asombroso resultados. También
en él nuestro se han empleado, Se prefieren las de madera, generalmente
dura, aunque han sido ya sustituidas por las metálicas de
alpaca y más modernamente de acero. Hay diversas maneras de tocarla, normalmente
de dos en dos sujetas, pero libres, entre los dedos con las partes convexas
de las palas enfrentada y haciéndolas entrechocar al golpear alternativamente
el muslo y la palma de la mano, y, según la habilidad, el pecho u otras
partes de cuerpo. Otra forma es apretando ambas entre sí y haciendo pasar
el filo de un cuchillo o el mango de otro cubierto entre as palas. Los
platos y las tapas de las ollas, especialmente las metálicas también sirven
para hacer música, de hecho eran empleados como sustituto de la pandereta
y en ocasiones se tocaba con una técnica semejante. He oído decir a alguna
panderetera campurriana, que era con esos artilugios con lo que aprendían
a tocarla y con lo que se practicaban cuando estaban entre ‘cacharros’
en la cocina. Cuando se rompía un plato de loza, la solapa curva
convenientemente trabajada podía ser empleada para fabricar unas rudimentarias
tejoletas. Y así se hace aún en algunos lugares de Castilla. Ya
Cervantes cita éste hecho en su obra ‘Rinconete y Cortadillo’:
‘Monipodio
rompió un plato y hizo dos tejoletas que puestas entre los dedos
y repicadas con gran ligereza...’
También
los palos de escoba rotas, antiguamente de caña, eran empleados
para hacer rascaderas, haciendo muescas y rascando con otro objeto,
cañas, haciendo un corte longitudinal, pero sin llegar a cortarlas
del todo, dejando un mango y rebajando la parte inferior en uno de las
secciones para mejorar el movimiento se hacía repicar golpeándolo contra
la palma de la mano o entre los dedos pulgar e índice. También era empleada
para fabricar pitos de caña, es decir, flautas de pico y pequeñas
flautas traveseras, muy populares en nuestra península. Estas cañas
se producían en gran cantidad en la costa Mediterránea y Aragón, pero
gracias a la industria de la escoba se distribuyeron por todas las comarcas,
proveyendo, además del artículo de limpieza también del material para
instrumentos incluso a lugares en donde no crece éste vegetal
En
1870, una conocida marca de anís introdujo una botella con unos característicos
relieves en su superficie, que nos han llegado hasta hoy. Su fin inicial
era facilitar su sujeción y que no se resbalase de las manos. Que poco
se imaginaban que se iba a convertir en uno de los instrumentos más populares.
La inventiva tradicional no desaprovechó ésta oportunidad y la botella
de anís se extendió rápidamente. Sujetándola por el cuello con la
mano izquierda apoyada sobre el pecho, se raspa con un tenedor metálico
sobre las estrías de vidrio. Si se golpea la boca de un cántaro
con una alpargata de esparto, produce un sonido grave y profundo,
éste ‘instrumento’ es empleado para hacer bajos. No permite muchas posibilidades
de lucimiento del músico, pero es un excelente acompañamiento. El sonido
es mas profundo cuanto mayor sea el cántaro.
Igualmente
se podía dar uso musical a algunos aperos de labranza, como golpeando
la reja del arado o una criba nueva, éstas eran de piel tensa sobre un
bastidor redondo. La piel era taladrada con agujeros de la medida deseada
de criba, pero en muchas ocasiones se adquiría sin agujeros y era el propio
comprador el encargado de hacerlos a su necesidad. Recién comprada pues
servía perfectamente de pandero o pandereta. También se podía usar incluso
una vez taladrada.
Los
resto de comida pueden también servir en ocasiones para hacer instrumentos
musicales, y es bastante corriente encontrar flautas, silbatos o rascaderas
fabricadas con huesos de animales que han servido de alimento. La mayoría
de los niños han fabricado silbatos con las pepitas de los albaricoques,
raspando por una de sus aristas, haciendo un agujero y vaciándolo de la
pulpa interior, o bien realizando dos agujeros en las caras más planas.
Se tocan soplando por dichos orificios. Con media cáscara de nuez, limpia
y seccionado el extremo más agudo se hacen los carajillos, que
se hace sonar mediante un palito introducido en una cuerda, que retorcida
sirve de muelle. Al pulsar en uno de los extremos, el regreso del otro
golpea contra el borde de la cáscara.
Por
último citaremos un instrumento muy empleado en especial en Navidad. Con
los huesos de las patas de cordero, tibias, metatarsianos u otros alargados,
se construye la huesera o arrabel, también llamada ginebra. Consiste en
varios de éstos huesos, de 10 a 15, paralelos entre sí y sujetos sus extremos
mediante una cuerda o alambre. Pueden estas juntos o algo separados y
ser de longitud semejante o colocados en forma decreciente. Así formado
el instrumento se cuelga del cuello y se tensa hacia abajo, ligeramente
inclinado con la mano izquierda, mientras que con la derecha se pasa
una castañuela o un palo para obtener diferentes ritmos. Este instrumento
es citado ya por Cobarrubias y por el ‘Diccionario de Autoridades’.
Y documentado en la enciclopedia francesa aunque en su versión de
madera, ya que también se podía construir con palos o cañas.
Estos
son sólo algunos ejemplos de instrumentos de éste tipo. Sin duda ha habido
muchos más, ya que la inventiva popular ante la necesidad de música no
se detiene ante la falta de instrumentos mas elaborados.
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