Aunque el término  Alboge (del árabe al-buk , trompeta) puede emplearse para  designar algunos Idiófonos sencillos, su uso mas generalizado denomina a diversos tipos de instrumentos aerófonos de lengüeta simple tubos sonoros y   provistos de pabellón amplificador.

Todos los alboges tienen uno o dos  tubos sonoros de taladro cilíndrico, aunque en muchos casos  y curiosamente el corte por la parte externa es cuadrado. Suelen ser de caña o madera y, en ocasiones, de hueso. En uno de sus extremos se insertan las lengüetas fabricadas de caña, paja de cereal o un ramita de madera, a la que se practica un corte longitudinal  separando una lámina que vibra al pasar el aire. Es el órgano sonoro del instrumento.

   En el otro extremo  del tubo presenta un pabellón que sirve de amplificador, Es de forma cónica, truncado e insertado por el vértice,  lugar por donde se acopla  al resto del instrumento, o bien fabricado de una pieza con aquel. El pabellón se fabrica de corteza vegetal, madera... aunque el asta de vaca o toro, por sus características acústicas y morfológicas es el material mas empleado para dicha función.  El cuerno se trabaja con facilidad, es resistente a golpes, duradero , convenientemente rebajado, adquiere  unas características sonoras excelentes. Además, se presta a elaboradas decoraciones.

Algunos alboges, presentan además otra pieza, también de cuerno o madera que protege a las lengüetas y en ocasiones sirve como recipiente de aire cuando las técnicas de ejecución del instrumento lo requiere.

Aunque pueden encontrarse alboges en casi toda África, Europa y parte de Asia, hay una gran variedad de ellos en el norte de Africa y Oriente próximo, en donde podemos encontrarnos instrumentos con todo tipo de tamaños y formas.

 Los instrumentos de este genero  hallados en la península Ibérica nos demuestran que  fue un instrumento muy popular, así como los grabados de libros antiguos (Cantigas de Alfonso X) o esculturas de colegiatas y catedrales que nos indican que su uso no sólo fue pastoril.

Se han encontrado ejemplares en muchos lugares, siendo de mayor abundancia en ambientes de montaña y pastoriles, pues al estar menos influenciados por las músicas 'modernas' tardan mas en ser sustituidos por instrumentos 'actuales'.  Por desgracia el uso de estos instrumentos  casi ha desaparecido, y aunque en algunos casos se ha podido recuperar a partir de ejemplares antiguos, en la mayoría se ha perdido definitivamente.

La excepción más importante es la ALBOKA, instrumento que se ha conservado y potenciado en Euzkadi ( no hace mucho se tocaba también en Cantabria, Navarra y la Rioja), gracias a algunos constructores, estudiosos y músicos ha podido salvarse y aún más, perfeccionarse e integrarse en grupos musicales.

Tradicionalmente se acompaña de la pandereta y presenta una morfología especial.  Consta de dos tubos de caña (algunos ejemplares antiguos los tiene de hueso de pata de cigüeña), que poseen 3 y 5 agujeros respectivamente, sujetos entre sí mediante cera y a su vez adheridos a una pieza semicircular de madera llamada yugo (semejante a la de algunos grabados de las Cantigas) . La decoración de esta pieza equivale a la firma del constructor, que la repite en todos los ejemplares que fabrica.   Dos trozos de cuerno se colocan de pabellón, el mayor y de protector - recipiente el menor; así como el primero está tan solo sujeto mediante unos clavos o sólo encajado (se une al yugo mediante una cadena para no perderlo), el segundo está sellado con cera, pues cumple una función de receptáculo de aire junto con la boca del instrumentista, pues la técnica de interpretación requiere un soplo continuo de aire (al igual que muchos de los alboges norteafricanos), cuyo dominio requiere mucha práctica y ejercicios de respiración. La digitación es cerrada, es decir, destapando tan sólo la posición que corresponde y tapando el resto y ambos tubos ala vez, lo que produce bonitos efectos al ser diferente el número de agujeros en uno que en otro:  Las notas más agudas del tubo derecho se acompaña de la mas graves del izquierdo.

Otro alboge que ha sido recientemente recuperado es la GAITA SERRANA, procede de la Sierra de Madrid donde era bastante abundante hasta los años  40 en que fue desapareciendo. Gracias a unos estudios publicados por el profesor García Matos en 1954 y restos de ejemplares encontrados ha podido ser reconstruida y vuelve a sonar.  Consta de un tubo de madera, preferentemente de higuera (por la facilidad de perforar su medula blanda)  con 4 ó 5 agujeros, uno de ellos en la parte inferior, separados por pequeños tabiques tallados en la madera. La sección externa puede ser cuadrada o circular. Presenta también dos cuernos, el pabellón, más pequeño que el de la alboka y el que protege la lengüeta, que en este caso es su única función pues se toca en picado, es decir, soplo discontinuo. Y una afinación en modo menor. Como es natural se interpretan con él piezas sencillas pues no ha alcanzado la perfección de su pariente vasca. Instrumentos semejantes a la gaita serrana han aparecido en otras zonas  como Burgos, los Pirineos o Guadalajara. , Y presenta muchas similitudes con instrumentos como el PIBHORN del País de Gales.

Otro curioso alboge es la GAITA GASTOREÑA (https://www.luispayno.es/gaita), que aún se fabrica y toca en el pueblo del Gastor y otros de la sierra de Cadiz,  posee un tubo relativamente pequeño con 4 agujeros, de sección externa cuadrada y taladro delgado unos 5mm, suele estar decorado al fuego o con algún grabado sencillo o talla. La lengüeta es fina y más larga que en otros alboges y no está protegida. Pero su principal característica es el tamaño del pabellón, suele ser de un gran cuerno de vaca o toro completo, pulido y con algún adorno, la digitación se hace con una sola mano, siendo necesaria la otra para sujetar el asta. Posee un sonido profundo y grave en las notas bajas.